Por Mario Flores
En la supremacía del mercado editorial rioplatense mainstream, el rol del librero se ha diluido entre las tendencias comerciales (en busca del best seller repetido) y la vidriera de cadena. Tanto el conocimiento de lo que se promociona y difunde, como la recomendación al lector, no se han perdido del todo sino que se reconfiguran en las librerías puertas adentro, emprendimientos de distribución de editoriales independientes que, casualmente, no llegan tan fácilmente a las librerías comerciales como las conocemos. Esta serie de diálogos busca conocer cuáles son las principales motivaciones de las libreras independientes (muchas veces autoras y editoras además de lectoras) y cuáles son las problemáticas que atraviesa el libro como producto u objeto de arte en la actualidad. Teniendo a Natalia Romero y “A cien metros de la orilla” como antecedente de uno de los primeros experimentos de esta clase (allá por el 2015), esta entrevista con Sonia Hidalgo, de Ciudad de Salta, busca ahondar en el proceso curatorial y de distribución de su proyecto Al otro lado, una librería ilustrada apuntada a las infancias.
¿Cómo y cuándo surgió Al Otro Lado como un proyecto de librería y por qué "librería ilustrada"?
El inicio de este proyecto tiene que ver con mi formación en literatura para niños y en mi constante investigación en este campo. Soy egresada de la Universidad Nacional de Salta y hace más de 15 años que estoy en la materia Literatura infantil y juvenil. Esto me llevó a conocer el amplio campo editorial que produce y pone en circulación libros para niños y jóvenes en nuestro país. Entre estas editoriales, Calibroscopio fue quien me dio la oportunidad de comenzar a traer sus libros para la venta, primero en ferias, en jornadas específicas de Literatura Infantil y en encuentros con docentes. A partir de ahí decidí abrir un espacio en mi casa y ponerle un nombre: Al otro lado. El nombre lo eligió mi hijo, con quien al principio trabajamos también con mangas. Ahora él tomó otro rumbo, pero el nombre quedó porque es la síntesis entre lo que consideramos que es la lectura literaria: un romper la pared de la realidad para pasar al otro lado. Y también, literalmente, la librería está en mi casa pero al otro lado, en lo que era el garage. Comenzamos con Calibroscopio con sus propios libros y también con libros de editoriales extranjeras (Colombia, Venezuela, España) que esta misma editorial distribuye. Ambas propuestas se dedican especialmente a libros ilustrados y libros álbumes: un género bastante novedoso y desafiante en el que la imagen deja de repetir a las palabras y construyen sentido desde otro tipo de relación. La librería está especializada en libros en los que la ilustración tiene un lugar preponderante respecto al sentido que se construye en esos textos.
En las librerías convencionales (privadas o de cadena) suele estar condicionado su stock por la moda o la publicidad, pero en tu caso hay una línea específica en el material que movés, ¿cuál es el público al que apunta el catálogo y cómo se reconoce ese rol en la actualidad de las relaciones con el libro como objeto en las infancias?
Creo que lo que hace distinta a mi librería es que yo selecciono los libros que quiero vender. Además de confiar en lo que distribuye Calibroscopio, también elijo editoriales que hacen un trabajo exquisito con la ilustración en libros para niños, alguna de ellas extranjeras como Zorro Rojo y otras nuevas y muy buenas editoriales independientes de nuestro país que apuestan a hacer un trabajo artístico en sus libros, en relación entre palabra e imagen. Están, por ejemplo: Periplo, Limonero, Pez menta. Esto obviamente no se condice siempre con algunas reglas del mercado que hacen circular libros por moda o publicidad, pero considero que siempre fuera de esto hay una contrapartida: el detenernos a mirar, a contemplar, a vivir una experiencia distinta de lectura, una experiencia estética con el libro. Por eso mismo, mi público lector está compuesto especialmente por docentes de Literatura, docentes de primaria, estudiantes de profesorados y mediadores de lectura en general.
La distribución en la industria editorial independiente ha sido siempre un aspecto de gran problemática: cómo hacer que los libros lleguen a los lectores. ¿Cuáles son las redes que se crean en diversos espacios como ferias, festivales además de las redes sociales?
En mi caso, y atendiendo al destinatario de la literatura infantil y juvenil, trabajo con los grandes grupos editoriales como Alfaguara, Loqueleo o Norma, pero también estoy siempre en la búsqueda de nuevas editoriales independientes que tienen propuestas desafiantes, que entienden la lectura literaria infantil como una propuesta estética sobre todo. Es el caso de pequeñas y nuevas editoriales como Pez menta, La terraza, La ola y Tinkuy, que proponen juegos literarios de lectura y escritura. Una de las formas de hacer conocer todo este material es, además de la actividad en Instagram o Facebook o el mismo WhatsApp, a través de talleres de lectura que brindamos en la librería o encuentros personales para asesorar y ayudar a seleccionar literatura para niños y jóvenes.
¿Cuáles son los proyectos editoriales que consideras más relevantes en la última época, teniendo en cuenta el circuito literario federal?
Calibroscopio fue una de las editoriales pioneras en Argentina en libros ilustrados y libros álbumes: trabajando con los autores e ilustradores más prestigiosos de nuestro país, y además coedita con editoriales de otros países títulos que ya son clásicos en libros ilustrados infantiles y juveniles, por ejemplo "Desencuentros" de Jimmy Liao, o "El árbol rojo" de Shaun Tan. La última propuesta de esta editorial se llama "A diario" y propone volver a la infancia a través de la poesía, mientras pegamos las ilustraciones de Jael Frankel en un álbum de figuritas poético. Por otra parte, editoriales nuevas como Portaculturas, que en su colección Periquito nos ofrece poesía ilustrada en formatos pequeños y con un muy cuidado trabajo de diseño y edición. Periplo tiene una propuesta para niños muy interesante porque además de pensar en libros de literatura para niños, tiene en su catálogo libros de cocina destinados a la infancia.
El rol del librero, que no es solo atención al cliente sino que dialoga culturalmente con una recomendación, una lectura compartida, o actividades en el espacio de la librería, ¿cuáles son esas experiencias que rodean al libro y generan intercambios?
Mi rol como librera se define en primer lugar por la selección que hago desde la calidad estética de los libros. Luego, por el asesoramiento a mediadores de lectura y docentes interesados en libros que permitan formar lectores de literatura. Esto no solo permite a los lectores conocer nuevas propuestas sino también experimentar estrategias de lectura para llevar a las aulas o a los talleres.
¿Te gustaría recomendarnos tres títulos de tu catálogo?
En este momento recomendaría, para jóvenes, "Desencuentros" de Jimmy Liao (Calibroscopio, 2008): es una preciosa historia de amor ilustrada. Para niños me atrevo a tres libros: "Un zorro: un libro de cuentos para contar", de Kate Read de editorial Zorro Rojo: un gran libro álbum que juega con la idea de contar un cuento y contar del 1 al 10, además de apostar al misterio y al humor. También recomiendo "A diario", de Jael Frankel (2024): un libro que une la poesía con el fascinante juego de coleccionar figuritas y pegarlas en un álbum. Por último, no quiero dejar de recomendar uno de los últimos juegos de Tinkuy: "Posdata", que es una propuesta que invita a escribir cartas imaginarias a partir de posdatas y frases pertenecientes a autores consagrados de literatura, emisores y destinatarios increíbles.